Doña Elsa de Pérez fue por décadas la hincha número uno del Deportivo Cuenca. Foto: Ramón Cevallos
Durante los 50 años del Deportivo Cuenca algunos hinchas se han convertido en íconos del club por salir de los estándares normales, no por llamar la atención sino por un amor indescriptible y muchas veces incomprendido por un equipo que no será de los más populares del país, pero con seguridad es de los más queridos porque siempre está entre los preferidos por hinchas de diferentes clubes.
Elsa de Pérez
Elsa Elisa Bustos de Pérez tenía su asiento reservado en el sector de la Tribuna Norte. Foto: Cortesía de Mónica Pérez.
El próximo 28 de abril se cumplirá una década de la partida eterna de doña Elsa Elisa Bustos, catalogada como la hincha número uno del Deportivo Cuenca.
“Ella se desvivía por el Cuenca, antes de los partidos iba al camerino para darles la bendición a sus hijos como les llamaba a los jugadores y después del partido igual iba a verlos. Con ‘El Barbón’ Quinde iban en el mismo avión que viajaba el equipo a Quito o Guayaquil”, recuerda su hija Mónica Pérez, radicada en Pasto, Colombia.
En la Tribuna Norte del estadio Alejandro Serrano Aguilar nadie ocupaba su puesto desde donde alentaba al equipo con su tradicional pantalón negro, saco rojo y un sombrero negro de paño en el que se leía: Yo amo al Deportivo Cuenca. El uniforme y unos escapularios los alistaba el día anterior al partido.
De origen chileno conoció en Guayaquil al argentino César “Che” Pérez -jugador del Emelec- y formaron su hogar en Cuenca luego que su esposo llegase a la ciudad como parte del primer cuerpo técnico del Expreso Austral. Sus hijos Mónica (67 años) y Roberto (64) nacieron en Argentina y Guayaquil, respectivamente, pero se consideran “más cuencanos que el mote pillo”.
“Mi madre nos pidió a mi hermano y a mí que cuando ella falleciera una parte de las cenizas las fuéramos a echar al estadio. Mi mamá decía: cuando esté muerta yo voy a ayudar a mis hijos. No le pudimos cumplir porque fue un momento muy triste y tendríamos que haber pedido permiso para entrar, pero sé que ella sigue presente en el estadio ¿verdad?”.
Mónica indica que en la actualidad su sobrino Ramón Cevallos continúa con el legado de quien también fue “Madre Símbolo” del equipo. “Mi mamá así el equipo esté mal siempre cantaba la canción de Palito Ortega, pero la adaptó a su manera: Yo tengo fe que el Cuenca ganará…”. Con esa canción la despidieron por siempre en 2011 a sus 89 años.
Humberto Pesántez
Humberto Pesántez junto a Edison Preciado en el sector de Tribuna Sur desde donde emite con su claxon el sonido característico del club.
No hay un instrumento que identifique tanto al club como el claxon que fabricó en 1971 don Humberto Pesántez. En su afán que el equipo salga siempre motivado a la cancha, algunas noches se reunió con unos amigos en la bodega de su almacén de repuestos de vehículos y armaron un instrumento utilizando diversos tamaños de bocinas italianas y estadounidenses que las importaba en aquella época.
Con apoyo de un pequeño compresor a batería empezaron a buscar un sonido peculiar y dieron con el que se escucha hoy en día hasta como ringtone de celular. El sacerdote Roberto Samaniego (+) escuchó la melodía y le compuso la letra: Deportivo Cuenca otro gol, Deportivo Cuenca otro gol.
Se fabricaron tres cláxones, el primero se fundió y el tercero está embodegado. Al segundo le da mantenimiento (limpieza y lubricación) cada dos a tres partidos. Después de casi tres décadas, su nieto César Dávila (13 años) empezó a tomarle la posta y a emanar el sonido desde la Tribuna Sur.
En 2018 desde la Ecuafútbol llegó una restricción de su uso en el estadio por supuesta contaminación acústica. El Club fue multado en algunas ocasiones con 400 dólares, hasta que dicha prohibición fue finalmente levantada.
Pesántez fue dos veces presidente del Club. En 1985 con apoyo de los diputados provinciales y de Jaime Nebot construyó el Complejo de Patamarca que fue vendida en 2014.
Sara Espinoza
Tenía nueve años cuando su padre le llevaba al estadio que aún tenía los graderíos de madera. Así empezó el amor de Sara Espinoza por el Deportivo Cuenca. La joven pronto salió del anonimato y empezó a ser reconocida como “La Diablita”.
En esos años estaban de moda las “Las Diablitas de Avellaneda”. Sara recuerda que vio a una modelo argentina en el estadio autoproclamándose como “La Diablita del Cuenca”. Cuando le reclamó, la modelo le miró y mostrando su exuberante figura le respondió que no se podía comparar con ella.
Esas palabras más el apoyo de hinchas y jugadoras la llevaron de a poco a asumir ese rol. Empezó con un par de cachos rojos hasta que en 2002 la marca Cristal le obsequió el primer traje. Ser modista le ayudó con el paso del tiempo a crear su propia vestimenta.
En el proceso de transformación del personaje, hubo un tiempo que se pintaba el escudo del club en el rostro, el proceso tomaba entre dos a dos horas y media. “Si mi Cuenca queda campeón, me pondría nuevamente ese traje, con gusto lo voy a llevar, tengo 54 años casi, pero no me importa”, sentencia Sara quien actualmente vive con su esposo en Cleveland, Ohio, Estados Unidos.
En la presidencia de Antonio Álvarez también fue vocal del Directorio. Por cerca de una década acompañó al equipo desde la Preferencia. Luego fue a vivir a Quito donde estudiaba becada su hija Camila Ayala. Allá formó la barra “Las Diablitas” que después tomó el nombre de “Los Morlacos”.
En la actualidad elabora unos barbijos conmemorativos para entregar en Estados Unidos a los hinchas que compren los abonos. Está convencida que el Club se fortalecerá cuando vayan por el mismo camino dirigentes, jugadores, periodismo e hinchas.
Miguel Tenempaguay
Don Miguel Tenempaguay, de 58 años, nació en la parroquia San Miguel de Porotos, en Azogues. A los 13 años vino a Cuenca en busca de mejores oportunidades y terminó enamorado del espectáculo que dio el Deportivo Cuenca en 1976.
En 2009, el ingeniero en Informática, recibió de su sobrino una máscara de Hellboy (superhéroe ficticio) y la usó en el estadio Olímpico Atahualpa cuando el Cuenca perdió la final con Deportivo Quito.
El personaje no gustó a la hinchada e ideó “El León”. En 2010 con anuencia de Pedro Peña, gerente deportivo, armó el traje y empezó a presentarse en los partidos. La máscara es de cartón, el resto es de felpa.
Hasta el 2019 le acompañó “Suco” (+), un perro dócil que le recogió de la calle. Ese mismo año el departamento de marketing del Deportivo Cuenca creó a una nueva mascota “El Tano”.
En principio detrás del traje estaba Rosita Pérez, hoy lo lleva Josué Quintuña, de 18 años, sobrino de Tenempaguay. Juntos acompañan al equipo, aunque por la pandemia aún no han podido ir al estadio a excepción del día en que se desarrolló la Noche Colorada.
Blanca Castillo
Los hinchas no olvidan la sazón de “Mama Suca”. No había persona que se resista a un sequito de pollo o carne preparado por doña Blanca Castillo quien fue testigo directo del nacimiento del Deportivo Cuenca.
“Los secos de mi mamá fueron únicos”, dice su hija Carmen Chuya tras confesar que no han logrado acercarse a su sazón pese a poner la cantidad de ingredientes que les indicaba en vida.
Blanca falleció el 21 de julio de 2019 a la edad de 79 años. “Para ella el Cuenca era la vida”, indica Carmen y añade que el director técnico que más le apreciaba era el argentino Carlos Ramacciotti (1996).
“Mama Suca” amaba cocinar y pasar en el estadio. Allí vivió incluso antes que haya fútbol. Su hija recuerda que donde está el escenario deportivo municipal era un espacio verde donde se estacionaban los camiones recolectores de basura. En la actualidad sus ocho hijos (siete mujeres y un varón) están relacionados con el negocio de comida.
Raúl Quinde
Pocos recuerdan el nombre de “El Barbón” Quinde, otro de los hinchas emblemáticos del Club. “Era un artesano de la zapatería, ofrecía sus zapatos en la calle y todo el mundo le compraba”, dice el narrador deportivo Rafael Guamán.
Cuando nació el Deportivo Cuenca, Raúl Quinde “con una voz tremenda que tenía” empezó a ser la primera voz de la barra de la General. “A ratos se salía del coro y gritaba: ¡Dale Cuenquita del Alma, no te ahueves carajo! En otras decía: ¡Auxiliadorita cobíjale a mi Cuenquita del Alma! Cuando el equipo rival atacaba, decía: ¡Se riega la leche, se riega la leche! Todo eso causaba hilaridad”.
Cuando el Directorio le dio entrada gratis al estadio, desde la Tribuna Norte, junto con doña Elsa de Pérez, pasó a ser la primera voz de la barra. Guamán recuerda que también le conocían como “Sacamuertos”.
“En lo que hoy es el Hotel Oro Vede había la laguna de Viskocil, era un lugar turístico donde había unas canoítas. En algunas oportunidades, por desgracia algunas personas se ahogaban, entonces El Barbón Quinde era el encargado de bucear y sacar a los fallecidos”.
Otros personajes
“Cocadas.com” encargaba su mercancía donde doña Elsa de Pérez mientras recorría la Tribuna ofreciendo su producto. El “Patojo” Samaniego vendía cerveza a un costado de la Tribuna. Su grito era: “Tomen cervecita para que gane el Cuenquita”. (BST)-(D)
FUENTE: ElMercurio.com.ec
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