Carolina Herrera ha hablado claro sobre el papel de las ‘influencers’. La venezolana ha sido una de las invitadas al Latin American Fashion Summit que se ha celebrado en Cartagena de Indias y donde una de las diseñadoras más importante de la industria ha hecho unas declaraciones que ya han dado la vuelta al mundo.
“Las ‘influencers’ son algo que parecen muy importante. Yo no lo entiendo mucho”, ha asegurado Herrera. La empresaria ha querido dar su opinión sobre el papel de estas chicas en la moda y lo ha hecho de manera elegante, sin mencionar nombres y refiriéndose a este trabajo de forma genérica. “Ellas no tienen su estilo. Ellas se ponen lo que le den para un show”, ha manifestado Herrera.
Cabe destacar que su firma es una de las pocas que no trabaja con estas “expertas” en moda, sino que ha apostado por continuar su negocio de la manera tradicional, contratando a modelos para sus campañas. De hecho, para la diseñadora las ‘influencers’ no son ningún referente. “Para mí, no son el estilo de la moda. Son el estilo del dinero”, ha apuntado.
Para ejemplificar esta opinión, Carolina ha relatado una conversación matutina que tuvo un día con un compañero de profesión. ”Porqué todas estas niñas están vestidas de noche, todas con vestidos de tul, una con una tiara de brillantes, otra con un vestido largo, a las diez de la mañana. Bien, perfecto. Estas supuestamente son las ‘influencers’ que te van a ayudar a vender tus colecciones. Estas chicas salen del desfile y se cambian inmediatamente para irse al de Michael Kors o el que sea”, ha relatado.
"Para mí, no son el estilo de la moda. Son el estilo del dinero"
Lo único que de verdad importa a la venezolana es que sus clientes compren la ropa que diseña, no que la lleven las ‘it girls’. Además ha enviado un rotundo mensaje sobre qué es el estilo para ella. “Es algo que cada uno lleva adentro, no es lo que llevas puesto. Es muchos más que eso». Es decir, que por mucho que las marcas confíen en esas chicas para llevar sus prendas no significa que ellas tengan el mejor estilo.
Fuente: La Vanguardia